Cómo usar un arnés correctamente: guía esencial para la seguridad en altura

Trabajar en altura implica siempre un riesgo, y el arnés anticaídas es uno de los equipos de protección individual (EPI) más importantes para reducirlo. Sin embargo, no basta con tenerlo o colocárselo sin más: la seguridad real depende de saber cómo usarlo correctamente, cómo inspeccionarlo y cómo mantenerlo en condiciones óptimas.

En este artículo te explicamos, paso a paso, los aspectos fundamentales que cualquier profesional debe tener en cuenta a la hora de utilizar un arnés de seguridad.

La importancia de la inspección visual antes de cada uso

Cada vez que un trabajador se coloca un arnés, debe realizar una inspección visual rápida. Este gesto, que apenas lleva unos minutos, puede marcar la diferencia entre la seguridad y un accidente grave. Es necesario comprobar que las costuras no presentan cortes o hilos sueltos, que las cintas están en buen estado y que las hebillas y elementos metálicos no muestran deformaciones, desgaste o corrosión.

También conviene observar si hay señales de quemaduras, endurecimiento del material o decoloración provocada por químicos o una exposición excesiva al sol.
Si aparece cualquier signo de deterioro, el arnés debe retirarse inmediatamente del servicio.

Revisiones periódicas realizadas por personal autorizado

Más allá de la revisión diaria, la normativa y los fabricantes recomiendan una inspección exhaustiva al menos una vez al año. Esta revisión, que debe ser realizada por un servicio autorizado, incluye un análisis mucho más profundo de la resistencia del material, el estado de las etiquetas, los conectores y la integridad de las costuras.
El objetivo es garantizar que el equipo mantiene todas sus propiedades de seguridad y que sigue siendo apto para proteger en caso de caída.

Ignorar estas revisiones supone un incumplimiento normativo y, lo que es más importante, un riesgo innecesario para la vida de los trabajadores.

La vida útil de un arnés: más allá del desgaste visible

Un error habitual es pensar que un arnés en buen estado visual puede usarse indefinidamente. Lo cierto es que los materiales, aunque no se empleen, se degradan con el tiempo. Por eso la mayoría de fabricantes establece una vida útil máxima de entre cinco y diez años a partir de la fecha de fabricación.

Factores como la exposición a la luz solar, la humedad, la abrasión o el contacto con productos químicos pueden acelerar este proceso. Es esencial consultar siempre las indicaciones del fabricante y no utilizar nunca un arnés que haya superado el límite recomendado, aunque parezca estar en buenas condiciones.

Después de una caída: sustitución obligatoria

Si un arnés ha detenido una caída, debe retirarse del servicio inmediatamente, incluso aunque no presente daños visibles. Durante el impacto, las fibras y componentes internos sufren tensiones que reducen drásticamente su resistencia, y esto compromete su capacidad de proteger en futuros incidentes.

Reutilizar un arnés después de haber cumplido su función puede dar una falsa sensación de seguridad y provocar consecuencias fatales.

Normativa aplicable y requisitos legales

Para que un arnés pueda considerarse seguro y legal, debe cumplir con las normas europeas vigentes. La norma EN 361 establece los requisitos específicos de los arneses anticaídas, mientras que la EN 365 regula aspectos generales sobre el uso, mantenimiento y revisión de los EPIs anticaída (equipos de protección individual).
Además, es obligatorio que el arnés lleve el marcado CE y una etiqueta con información del fabricante, fecha de producción y normativa aplicable.

Trabajar con equipos que no cumplen estos requisitos no solo supone un incumplimiento legal, sino también un riesgo directo para la seguridad de los trabajadores.

El ajuste adecuado: clave para la eficacia

De nada sirve contar con un arnés homologado si no se ajusta correctamente al cuerpo del usuario.
Un mal ajuste puede provocar que el equipo no cumpla su función o incluso agravar las consecuencias de una caída.
Es fundamental elegir la talla adecuada y regular las perneras, la correa pectoral y el torso hasta lograr que el arnés quede firme, pero sin causar molestias. El punto dorsal de anclaje debe situarse siempre a la altura de los omóplatos, asegurando una correcta distribución de las fuerzas en caso de accidente.

Formación

El arnés es solo una pieza dentro de un sistema de protección más amplio. Su eficacia depende también de que el usuario haya recibido la formación adecuada sobre cómo colocarlo, ajustarlo y combinarlo con líneas de vida, conectores y dispositivos anticaídas.

La normativa establece que únicamente el personal formado puede utilizar estos equipos, ya que un uso inadecuado anula la protección.

Almacenamiento correcto para prolongar su vida útil

El cuidado del arnés no termina una vez que el trabajador se lo quita. Guardarlo de manera adecuada es clave para mantener sus propiedades durante más tiempo. Lo recomendable es almacenarlo en un lugar limpio, seco y ventilado, protegido de la radiación solar directa y alejado de fuentes de calor o productos químicos.
Además, debe colgarse correctamente o guardarse en su bolsa de transporte, evitando pliegues forzados o torsiones que puedan deformar el material.

Conclusión

El arnés anticaídas es un aliado indispensable en la seguridad en altura, pero su eficacia depende en gran medida del uso responsable que se haga de él. Inspecciones diarias, revisiones periódicas, sustitución tras una caída, respeto de la vida útil y cumplimiento estricto de la normativa son aspectos que marcan la diferencia.
Usarlo correctamente no es solo una obligación legal, sino un compromiso con la vida y la integridad de quienes trabajan cada día en condiciones de riesgo.

Si necesita cualquier servicio relacionado con la seguridad en altura, desde InselPro te ofreceremos la mejor solución y asesoramiento adaptándonos a las necesidades especificas de tu proyecto.

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